lunes, 9 de noviembre de 2015

Koan

Me fascinan las palabras, el significado de ellas, y lo que supone articularlas.
En esta búsqueda incesante, de reconstruirme a través de las mismas, leo, escucho, escribo…
Y a veces, juego.
También resuelvo enigmas, me dejo llevar por lo que me transmite un haiku, o voy más allá, y me busco un koan.
Pero;  ¿qué es un koan?
Es una especie de enigma, que no hay que resolver, sino pensarlo, para apoyarse en él, ya, que para cada persona, tendrá un significado distinto, según su mapa mental,  y el desafío vital por el que esté atravesando
 Y si no hay que resolverlo; ¿qué es, entonces lo que hay que hacer…? ¿Cómo utilizarlo?
(Si me permitís, y con todo respeto, a este interesante arte japonés, voy a resumirlo, según mi propio entender, e intentar definirlo con metáforas):
Un Koan, puede ser esa llave, que abre la puerta siguiente, en tu desarrollo personal….
Unos zapatos, adaptados que te ayudan a seguir el camino.
El hilo de Ariadna, que tira de ti, para sacarte de un laberinto.
Una pista, un guiño, un golpe de abanico, cuyo significado sólo por ti es conocido, interpretado, asumido.
Es algo tan personal, tan íntimo, y subjetivo, que como las láminas de Rochas, sólo para ti, tiene un sentido.
Su sentido y tu voluntad de seguir creciendo como persona, hace que un ensarte de palabras, pueda definirse como un Koan.
Otras culturas, tienen también sus  “koans”. Pero hoy, he querido pasearme por Japón, y ojear por los eslabones de su milenaria sabiduría.
Por favor; ¿me regalas un Koan?
Gracias