sábado, 20 de octubre de 2012

Una mano anónima

Lo había leído en algún sitio...
 
Que en momentos críticos, alguien te coge la mano y el momento pasa de ser crítico a ser distinto. Confortable. Cálido. Entrañable...trascendente.
 
El domingo pasado iba yo cruzando por el paso de peatones del auditorio de Roquetas, y un coche me atropelló.
 
Mientras permanecía en el suelo boca abajo, totalmente entumecida, y notando a la gente que se agolpaba a mi alrededor. Alguien con mucha vitalidad se acercó a mí, y me dijo:
 
-Soy Gabi. Te voy a coger la mano y no te la voy a soltar hasta que venga la ambulancia....
 
Y este ser Humano con mayúscula, me cogió fuerte la mano y me sostenía para que no me cayera por un precipio mental que amenazaba con succionarme; la pérdida de consciencia.
 
Cuando alguna voz de las que pululaban a mi lado, decían cosas, como "está perdiendo mucha sangre" etc...Gabi, me apretaba la mano y me decía algo que me distrajera.
 
En un momento empecé a sentir mucho frío, Gabi pidió algo para taparme. Yo quería verle la cara;  ya ves,  aún en esos momento parece ser que la curiosidad humana hace su trabajo.
 
El me dijo: -Ahora no puedes moverte, estás con la cara pegando al suelo, hasta que venga la ambulancia, luego me verás..-
 
Hubo varios instantes, en los que tenía ganas de cerrar los ojos y dormirme, pero él no me dejó... me daba conversación y con su bendita mano que no me soltaba, me daba fuerzas para escaparme de esa fuerza que quería hacerme dormir...
 
Luego vino la ambulancia.. me inmovilizaron, y hasta que no me subieron en la camilla no me soltó la mano.
Cuando los sanitarios me dieron la vuelta para subirme a la camilla, entonces pude ver su rostro, Un hombre de unos treinta y tantos años, con barba más bien corta, el pelo, en ese corte moderno que da la sensacion de estar algo despeinado...sus ojos, alegres y bondadosos me sonreían...
 
Gracias Gabi.
 
Solo sé de tí que eras técnico del auditorio, creo que de forma externa... que habías venido para montar el equipo que necesitaría el contante Rafael, que esa noche de domingo cantaba.
 
Sólo sé de tí, que de forma anónima, desinteresada y muy generosa me diste tu mano...
 
 
De mí sé, que problamente ese haya sido uno de los días de mi vida en que más he necesitado una mano.
 
Desde cada poro de mi alma te vuelvo a dar las GRACIAS
 
Allí donde estés, Dios quiera que pueda llegarte el latido de mi corazón más que agradecido.
  
¡¡¡ GRACIAS GABI !!!