sábado, 24 de febrero de 2018

POEMA A UN HOMBRE INVISIBLE


INVISIBLE


Recostado en la acera fría
alguien te ve,
pero no te mira.

La gente con su vaivén
no se percata de tus pies
que estarán helados.

Tu mano no pide,
tu ropa, limpia como tu cara,
está algo gastada,
quizá, agotada.

Alguien que te ve
deposita una moneda
a tus pies,
pero evade su mirada.

Mientras pasan por prestigiosas tiendas,
unos jóvenes en sus chaquetas, 
bajan por la calle,
y no reparan en tu existencia. 

Hablan del curso que están haciendo,
al eco de sus pasos, comentan:
liderazgo, compromiso, excelencia..


El murmullo dice:
Prisa, estrés, rapidez, inversiones,
eficiencia, políticos, pensiones…

Vivo en una sociedad de bienestar
que deja a un hombre mayor a merced
del frío y la “caridad “ de la calle.

Se acostumbran los ojos a verlo
como parte de la urbanidad,
y, se afianzan las creencias.

Hago mis trámites, regreso,
y sigue ahí; más sol,
pero igual de invisible .

Esos ojos que miran
a otro lugar:
¿A dónde miran..?

               ¿Qué mira él?
¿Ve, o  mira….? 
               ¿Mira…?
                             
                              ¿ A dónde miro yo?

¿Qué hubiera sido necesario hacer?

Me faltó valor para darle visibilidad,
al menos por una vez. 
Se quedaron encerradas las palabras
en el sello de los correctos labios. 

Se deshizo el abrazo antes de formarse
en un sensato corazón, educado
para no salir de la superficie. 

Entrar, salir, comprar, consumir, 
guardar los bienes…

Todo eso está bien, 
pero no retirar los velos
de lo invisible.
                                            C.G.H


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